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Esto no es rendimiento, es un rebalanceo disfrazado de ingreso

1. Bienvenido a la pool party de DeFi

Suena demasiado bueno para ser verdad:
Depositas tus tokens en un pool y, como por arte de magia, te genera un 20 % anual. Sin gestión activa. Sin llamadas. Sin gráficos nocturnos. Solo ingresos pasivos, en piloto automático.

En DeFi lo llaman “provisión de liquidez”. Las plataformas lo venden como “yield farming”.
Llamémoslo como es:
Una fiesta en la piscina donde tú eres el camarero, la bebida y la propina al mismo tiempo.

Todos ganan:

  • Los protocolos obtienen la liquidez que necesitan.
  • Los traders operan con menos fricción.
  • Y tú... tú recibes la promesa de un rendimiento atractivo sin mover un dedo.

Pero lo cierto es que sí estás haciendo algo.
Estás vendiendo, lentamente y sin darte cuenta, tus activos más valiosos.

Porque mientras la interfaz te muestra un 20 % de rendimiento anual, no te cuenta esto:

No estás solo proporcionando liquidez. Estás asumiendo riesgo. Y mucho.

Y como en cualquier fiesta con barra libre y sin reglas,
alguien acaba limpiando todo el desastre.


2. La letra pequeña del rebalanceo automático

La idea parece sencilla. Depositas dos tokens en un pool, por ejemplo ETH y USDC, y recibes una parte de las comisiones generadas por el trading. Cuanto más volumen, más ganas. Parece una inversión tipo dividendo, pero con toque DeFi.

Pero a diferencia de una acción con dividendo, aquí no estás manteniendo nada estable.
Estás entrando en un sistema automatizado que reordena tus activos cada vez que el mercado se mueve. Y ahí es donde empieza el problema.

La fórmula es elegante. Algunos hasta la llaman “hermosa”. Pero en la práctica, tiene un lado oscuro.
Los AMMs (Automated Market Makers) siguen una regla simple: el valor entre los dos activos del pool debe mantenerse equilibrado. Así que si el precio de ETH sube, el sistema automáticamente lo vende y acumula más USDC.

Traducción directa:
Si ETH sube, tu posición empieza a vender ETH, aunque tú no hagas nada.

No decides cuándo ni cuánto.
Simplemente terminas con menos ETH y más USDC, justo cuando ETH se vuelve más valioso.

Eso es lo que en DeFi se llama impermanent loss.
“Impermanente” porque, en teoría, podrías recuperar tus ETH si el precio vuelve a su punto inicial. Pero en la práctica, la mayoría retira mucho antes. Especialmente cuando el precio sigue subiendo.

En ese momento, la pérdida es muy real.
Tú creías estar generando ingresos, pero en realidad estabas vendiendo tus ganancias. De forma automática, gradual, y sin notarlo.

Incluso movimientos de precio moderados pueden alterar tu exposición.
Un aumento del 30 % en ETH ya puede dejarte con muchos más USDC de los que esperabas.
Y si eres alcista en ETH, eso no es rendimiento. Es una salida camuflada.


3. APR vs. realidad

Hablemos del número que siempre llama la atención primero: veinte por ciento. A veces más. APR, o rendimiento anualizado, suena a promesa clara. Metes tus activos, esperas, y ganas.

Pero el APR es solo la mitad de la historia. De hecho, menos que eso.

Es un número que indica cuánto paga el protocolo, pero no cuánto vale realmente tu posición después de rebalanceos, pérdidas impermanentes y cambios de exposición. Y la diferencia puede ser brutal.

Supongamos que entras en un pool ETH/USDC con ETH a 2.500 dólares. Unos meses después, ETH sube a 4.000. Suena bien, ¿no? Pues no tanto. El pool ya ha rebalanceado tu posición. Ahora tienes menos ETH y más USDC. Sí, has cobrado algunas comisiones, pero también has vendido ETH sin decidirlo, y por debajo del precio actual.

Resultado: rendiste por debajo de tu propia convicción.
Si simplemente hubieras holdeado tu ETH, habrías ganado más. En vez de eso, intentaste farmear rendimiento y acabaste saboteando tu upside.

Aquí es donde la ilusión se vuelve peligrosa.
El APR te vende estabilidad. Pero solo refleja lo que se distribuye, no lo que realmente conservas. Cuanto más volátil es el mercado, más te cuesta esa ilusión.

En finanzas tradicionales lo llamaríamos “riesgo de base”.
En DeFi, lo llamamos “error de usuario”.


4. ¿Quién se lo pasa bien de verdad?

Los liquidity pools se venden como un trato justo para todos. Los traders operan al instante. Los protocolos presumen de liquidez. Y tú recibes rendimiento. Todos felices.

Pero no todos ganan igual.

Empecemos por los traders. Para ellos, los pools son ideales. Pueden comprar o vender a precios previsibles, con poca fricción. En mercados volátiles, incluso pueden aprovechar las diferencias de precio con arbitraje. ¿De dónde viene esa ganancia? De ti.

Los protocolos también ganan. Cuanta más liquidez bloqueada, mejor queda su ranking. Esto atrae usuarios, justifica emisiones de tokens, y genera más volumen. A ti te pagan con tokens de gobernanza, que tú luego vendes para capturar ese APR. Ellos ganan liquidez. Tú ganas exposición a un token inflado.

¿Y tú?
Eres el proveedor de liquidez.
Tú te llevas una posición con riesgo volátil, posibles pérdidas no anunciadas y un esquema de pagos que no controlas. Cuando los incentivos bajan o el mercado se mueve fuerte, te quedas con una cartera diluida y sin plan de salida.

Esto no es una alianza. Es una transferencia.
Y la mayoría de las veces, va de ti hacia ellos.

Entonces, ¿quién está celebrando aquí?
Tal vez seas el único que trajo la bebida y se va sin cartera.


5. Riesgo oculto, sin advertencia

En finanzas tradicionales, sería impensable lanzar un producto sin advertencias de riesgo. Existen marcos legales, documentos informativos, simulaciones de estrés. Incluso los bonos basura tienen etiquetas de advertencia.

En DeFi, eso no existe.

Los liquidity pools se presentan como infraestructura neutral.
No se menciona la pérdida impermanente. No se advierte que tu exposición cambia. No se dice que tu ETH se va vendiendo automáticamente. Solo ves un botón que dice “Depositar” y un número que brilla.

Y sin embargo, lo que haces es complejo.
Entras en una posición que cambia con cada movimiento del mercado. Tomas riesgos sin darte cuenta. Dependés de incentivos que pueden desaparecer en cualquier momento. Y todo esto ocurre en un entorno sin garantías, sin protección, y sin regulaciones.

Esto no es ingreso pasivo.
Es gestión activa del riesgo, disfrazada de producto de ahorro.

La mayoría de los usuarios ni siquiera sabe en qué están metidos.
Y muchas plataformas prefieren mantenerlo así.


6. ¿Quieres farmear de todas formas? Por lo menos, no te ahogues

No todo yield farming es una trampa. Pero si vas a entrar, hazlo con cuidado.

Hay formas de reducir el riesgo, si sabes lo que estás haciendo.

Lo más simple es evitar pares volátiles. Pools como USDC/DAI apenas tienen pérdida impermanente. El rendimiento es más bajo, sí, pero lo que ves es lo que obtienes.

Otra opción son los pools asimétricos. Balancer, por ejemplo, permite pools con un 80 % en un solo activo. Así no te ves obligado a vender tu activo principal tan agresivamente. Sigue habiendo riesgo, pero es más manejable.

Luego están las estrategias con cobertura. Son más complejas. Proporcionas liquidez en un pool y a la vez abres una posición corta en el activo volátil. Si ETH sube, el pool vende ETH, pero tu short gana valor. Bien ejecutado, se compensan. Así puedes mantener la rentabilidad sin perder tu exposición. Pero requiere monitoreo, rebalanceo y manejo de márgenes. No es para aficionados.

Y por último, una idea radical:
Si lo que quieres es mantener ETH, entonces mantén ETH.
Staked ETH también genera ingresos. No se revende solo. No pretende ser libre de riesgo. Y no necesita un APR brillante para seguir siendo relevante.


7. Conclusión: libre de riesgo no es esto

Liquidity farming no es ingreso pasivo. No es dinero gratis. Y desde luego, no es libre de riesgo.

Es un instrumento con volatilidad incorporada, pérdidas invisibles y una lógica de pagos que casi nadie comprende. Sería aceptable si las plataformas lo dejaran claro. Pero no lo hacen. Te muestran el APR y cruzan los dedos.

El problema no es el riesgo.
Es la falta de transparencia.

Cuando tu cartera se reconfigura sin aviso, cuando vendes tu ETH sin querer solo porque el precio subió, eso no es rendimiento. Es fricción con buen marketing.

Y si tu estrategia DeFi solo funciona mientras no la examines a fondo, entonces no es una estrategia.
Es negación.

En Treno creemos que el riesgo merece claridad.
Porque si vas a saltar a la piscina, más vale saber qué tan honda es.