Por qué la usabilidad sigue siendo el talón de Aquiles del ecosistema cripto – y lo que les falta a muchas dApps

La infraestructura mejora, el capital fluye, la innovación no para. Pero hay algo que sigue sin estar a la altura en el mundo cripto: la experiencia de usuario. Y especialmente en DeFi, donde incluso usuarios experimentados se enfrentan a obstáculos absurdos. Para quienes se inician, el muro es aún más alto.

Tomemos Aave como ejemplo. Una de las plataformas más consolidadas en el sector. Y aun así, se queda corta justo donde más importa: ayudar a los usuarios a entender los riesgos y a manejar la herramienta con seguridad.

Lo que sí funciona: las funciones básicas

Aave permite prestar y pedir prestado cripto. La interfaz es limpia, el diseño elegante, y los depósitos o retiros funcionan bien… si ya sabes lo que estás haciendo.

Y ahí está el punto: en cuanto te sales del “camino fácil”, todo se vuelve poco claro. Rápido.

Onboarding: el gran ausente

No hay un proceso de bienvenida ni tutorial. No hay una explicación básica de qué es Aave ni cómo funciona. Entras al sitio, haces clic en “Launch App” y te piden que conectes tu wallet. ¿Y luego qué? Que te las arregles.

En finanzas tradicionales, nadie se imaginaría que una app con tu dinero funcione así. Lo normal son procesos guiados, autenticación en dos pasos, avisos claros. En cripto, un clic equivocado puede vaciarte el wallet sin posibilidad de vuelta atrás. Y sin que nadie te ayude.

Lo esencial… oculto entre líneas

Aave muestra tasas de interés, activos disponibles y botones de acción. Pero lo que no muestra –o no explica– es aún más importante:

  • Las tasas de interés cambian todo el tiempo, pero no hay historial, ni gráficos, ni alertas de volatilidad.
  • Los niveles de colateral se mencionan, pero no se explican. ¿Cuánto puedo pedir prestado? ¿Cuándo me liquidan? ¿Qué pasa si el mercado se mueve?
  • Las comisiones y los riesgos apenas se ven. Nadie te dice lo que vas a pagar o en qué momento podrías perderlo todo.

Y si quieres más información, tienes que hacer clic en un botón con puntos suspensivos. Sí, como si fuera algo secundario. Pero estamos hablando de dinero real, no de puntos de recompensa en una app de juegos.

Liquidaciones: el elefante en la sala

Un tema delicado y casi invisible: las liquidaciones. En Aave, si tu garantía cae por debajo de cierto umbral, tus activos se liquidan automáticamente. Esto no es raro en finanzas. Lo que sí es raro es que no te lo expliquen.

No hay alertas, ni dashboards en tiempo real, ni historial de cuántas liquidaciones han ocurrido. Pero esta es una plataforma que manejan personas con carteras de seis cifras. ¿En serio?

Los datos existen. Solo que no están al alcance del usuario medio. Se espera que uses dashboards externos o que te hagas tu propio seguimiento. Eso no es buena UX. Eso es lavarse las manos.

¿Y el soporte al usuario?

Otro clásico del mundo cripto: la ausencia total de soporte. No hay chat, no hay email, no hay nadie. Ni siquiera si estás moviendo grandes volúmenes. Lo único que tienes es una FAQ, escrita en jerga técnica, sin imágenes, sin ejemplos prácticos.

Y esto no es un experimento comunitario. Aave es un protocolo que factura millones. Cobra comisiones. Y aún así, no ofrece el mínimo apoyo a quienes lo usan.

Además, hay que decirlo: estas plataformas no están construidas solo por “la comunidad”. La mayoría tiene un equipo central, reducido y profesional. Que por razones legales o estratégicas prefiere mantenerse en la sombra. Eso también debería estar claro.

¿Por qué importa todo esto?

Porque sin confianza, no hay crecimiento. Y la confianza no nace solo de auditores o whitepapers. Nace de una experiencia que transmite seguridad, claridad y control.

Muchos protocolos aún diseñan para devs o para insiders. Pero los usuarios del futuro no van a ser eso. Si queremos que DeFi salga del nicho, tenemos que empezar a hablar en humano. No en Solidity.

¿Y si lo mantienen difícil… a propósito?

Sí, vamos con la tesis polémica: ¿y si todo esto no es un descuido, sino una decisión consciente?

Porque, seamos honestos: mejorar la interfaz, explicar riesgos, hacer un onboarding decente... no es ciencia espacial. Entonces, ¿por qué no se hace?

Porque hacerlo implicaría admitir una verdad incómoda: que DeFi es arriesgado, volátil, y que el usuario está solo ante el peligro. Mostrarlo con claridad sería disuadir a muchos antes de empezar.

Dejarlo todo enredado, técnico y poco intuitivo traslada la responsabilidad al usuario. Si te estafan, es tu culpa. “Tenías que haber investigado.” Así, el protocolo gana adopción – sin asumir responsabilidad.

Esto no es solo un fallo de UX. Es un modelo. Y es hora de cuestionarlo.

¿Qué se podría mejorar (sin reinventar la rueda)?

  • Onboarding en condiciones, que explique lo básico y oriente los primeros pasos.
  • Gráficas de historial de tasas de interés y avisos de volatilidad.
  • Alertas de liquidación en tiempo real y paneles de LTV comprensibles.
  • Avisos de riesgo claros, como ya existen en finanzas tradicionales.
  • Documentación pensada para humanos, no solo para developers.
  • Soporte real, con personas reales, especialmente para quienes mueven capital serio.

Conclusión: la complejidad no es un mérito

La mala UX en cripto no es porque esto sea nuevo. Es porque no se ha priorizado. Está empezando a cambiar, sí, pero muy lentamente.

Y si Aave –uno de los protocolos más serios del mercado– aún falla en lo básico, ¿qué nos dice eso del resto?

Es hora de dejar atrás la excusa de “todo está en la blockchain”. Que algo sea accesible técnicamente no significa que sea fácil de usar. Si cripto quiere escalar, tiene que empezar a pensar en quienes aún no han llegado.

Usabilidad no es un extra. Es la base de todo.